Estás en una videollamada importante.
Tu cliente pregunta algo, tú respondes… y justo ahí la imagen se congela.
Cinco segundos de silencio.
Luego diez más.
“¿Me escuchas?”, repites.
Y aunque la conexión vuelve, ya perdiste el ritmo, el enfoque y la confianza.
Según un estudio de Microsoft Research, una interrupción de solo 60 segundos puede tardar hasta 23 minutos en recuperarse.
No perdiste un minuto. Perdiste casi media hora de productividad.
En el mundo del trabajo remoto, cada segundo cuenta.
Y el verdadero problema no siempre es el tiempo, sino el internet que no te acompaña.
El tiempo: el nuevo activo del home office
Trabajar desde casa suena ideal: flexibilidad, ahorro de tiempo, comodidad.
Pero la realidad es que tu conexión a internet se ha convertido en tu herramienta más importante.
Sin ella, los minutos se evaporan.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 36 % de los ecuatorianos que trabajan o estudian de forma remota afirman haber perdido productividad por fallas de conexión.
Y en promedio, los usuarios reportan al menos tres interrupciones por jornada.
En un entorno donde el tiempo es dinero, eso equivale a horas perdidas cada semana.
“El tiempo no se mide en horas de trabajo, sino en minutos de conexión continua.”